Un cúmulo de sensaciones extrañas, dueña de un espacio en el cual el sentir y estar no lo conocían. Una vida que no era la mía, pero absolutamente segura y feliz de ella. Una casa grande, luminosa y con claros indicios dispersos de un hogar de más de uno.
Miro por la ventana de lo que es mi dormitorio y aprecio y disfruto de un día nublado. Si un día así me hace sonreír y no entristecerme es porque soy feliz. Recuerdo que esa vida no es la que llevo pero quiero adentrarme en ella, descubrir qué me ofrece y cómo llegue a ella. Aprovecho lo inexplicable de mi inconsciente para verlo y sobretodo experimentarlo desde esas imágenes extrañas.
Ese espacio me da la seguridad que anhelo, no quiero traspasar ninguna puerta, pero se que debo hacerlo, con temor lo hago, desde lo extraño del interior paso a un exterior conocido que forma parte de mi pasado real e irreal. Las imágenes me invaden, pero la de ese momento es distinta; no es de noche, ni veo luces encendidas ni árboles desde la distancia. No quiero dar más pasos para avanzar ni mirar lo que por años vi. Para entender donde estoy debo avanzar y al hacerlo veo, tras un caminar conocido, mi pasado temido.
Una reja nuevamente nos separa, pero ahora las condiciones son otras. Al saludarnos, él con una confianza y yo absolutamente disminuida, veo sus ojos los cuales evito para no dar crédito a la historia que me cuenta y, así eludir el engaño de las palabras y no ceder a lo que me pide. No logro hacerlo en su totalidad, pero sí en lo esencial.
Se aleja mientras yo sigo avanzando y buscando los otros habitantes de ese espacio interior. Descubro un nuevo engaño, su justificación es sincera, en otra oportunidad sentiría odio, pero esta vez no es así. Creo no entenderlo, mientras pienso en la excusa perfecta para volver a mi pasado, quizás por eso no hay odio o porque en el engaño está mi habitualidad. Siento que nada se ha alterado, pese a lo disfuncional de la situación, las extrañas imágenes se han transformado en extraños sentimientos, en donde la obviedad no es tal y el pasado tormentoso se cruza con un atractivo futuro. Despierto sobresaltada.