viernes, 21 de mayo de 2010

Desde lejos nuestro amor será leyenda



Pendiente el texto

Quién me va a curar el corazón partio



Definitivamente nadie, porque no se cura yo creo que se reconstruye.

No creo que se sane, porque no es llegar un poner una curita para que todo pase, quedan recuerdos, sentimientos –positivos y negativos- preguntas y teorías –quizás si hubiera hecho esto la historia sería distinta- que se yo que más. Entonces llegar y sanar heridas del corazón así por arte de magia, no lo creo. Me fue más fácil sanar un esguince mal cuidado que un corazón partio.

Además, generalmente tendemos a caer en el error de sanar las heridas con una nueva pareja. Error gravísimo, porque entramos en comparaciones que nos dejan peor. O, como me pasa a mi, se me vienen escenas a la mente y quedo peor, porque la persona que tengo al frente no es quien yo quiero. Sanar acompañada siempre me ha resultado como automedicarse para una gripe cuando el diagnóstico es una pulmonía, la enfermedad se acrecienta y la recuperación tarda con muchas intervenciones.

La mejor forma que reconstruí mi corazón fue cuando decidí superar todas mis carencias afectivas y emprendí un fantástico viaje por mi subconsciente y el de mi entorno familiar, a través de una excelente terapia con un ángel de psicóloga que la vida puso delante mío. Yo que iba a superar una pena de amor termine sin hablar de él y sí hablando de mis otras carencias por meses, las puse todas sobre la mesa y recupere el amor hacia mis seres queridos desde la comprensión y el perdón y, sobretodo, aprendí a amarme. Y así me reconstruí desde el empoderamiento de mi autoestima. Terapia que terminé con un estupendo viaje a Perú, sola. A mi regreso me despedí para siempre de quien yo creía amar, porque al verlo descubrí que ya no me podía dañar y que mis planes no consideraban para nada a una persona como él. Así cerré un ciclo sin odios, tanto que los recuerdos hoy me parecen simpáticos pero sin ninguna añoranza, sólo como etapas vividas y superadas.

Otro remedio es el tiempo, pero bien trabajado y sin compañía. Ahora la 2da vez que he reconstruido mi corazón, y diablos que me ha costado, no me regalé el tiempo para la terapia, pero como las herramientas las tengo, psicoanálisis personal no me ha faltado. Claro que he cometido errores, pasando por las etapas de la depresión, el odio, el amor nuevamente, otra vez la decepción y finalmente asumir todo lo vivido como una experiencia más. Al final creo que cruce el río, casi me ahogue varias veces, pero al final llegue al otro lado. Por eso ahora lo único que me queda para cerrar el ciclo es mi viaje al lugar de mis sueños, sola ante las sorpresas que me pude deparar un viaje y regresando plenamente fortalecida.

Así que a comprar pasajes porque no soy de las que se quedan esperando que otro/a les sane el corazón, las que confiamos ante que todo en uno mismo superamos esas pruebas, y otras más, desde nuestra espíritu cada vez más fuerte.

lunes, 17 de mayo de 2010

Donde manda capitán no manda marinero.




- ¿Lo crees justo?
- No, no lo es pero es la verdad. No puedo engañar los sentimientos de otros, sé lo que se siente y se que tarde o temprano descubrirás el engaño. Y te puede parecer injusto, incluso doloroso lo que te digo, pero con el tiempo sabrás que es mejor, si te genero falsa expectativas la ilusión se acrecienta y si nunca pasa de ser más que una mera ilusión el olvido es más lento.
- ¿Entonces?
- Entonces, es como te digo, en mi corazón manda capitán no marinero.
- ¿Y algún día seré capitán?
- No lo se, no te puedo decir que sí ni que no. Forma parte de la incertidumbre.
- ¿Y qué tengo que hacer para ser capitán?
- Tampoco lo se. Si lo supiera buscaría otra persona con características similares a mi capitán para poder olvidarlo, pero no se qué es lo que hace que él ocupe el lugar que ocupa en mi vida. Es una seducción y atracción que no lo pude entender en el pasado ni lo puedo explicar ahora.
- Creo que es mejor que no me lo dijeras.
- Y cómo te explicaría mi desconcentración cuando tú me hablaras y mi mente estuviera kilómetros lejanos; o cuando recordara aquel viaje y mis ojos extrañamente brillaran, o dijera su nombre al recordar una anécdota con mi capitán y mi voz cambiara y mi rostro se iluminara de una alegría que tú no has generado; o cuando me sentara en el balcón con la mirada extraviada hacia el noreste intentando traspasar la cordillera, mientras tu voz sonara lejana sin yo poder demostrar que estoy presente; o cuando cerrara los ojos mientras mis dedos se mueven en el vacío recorriendo su espalda y yo sonriendo. Y ni decirte de esos días que no querré verte porque la nostalgia se instaló en mi casa y sólo quiero quedarme con mis recuerdos que se vienen en imágenes, olores, sensaciones, tacto, voces, en fin, en presencia absoluta. ¿Crees más justo eso?
- No, pero ahora sabré lo que pasa cuando estás ausente o tu mente divaga en el infinito.
- Sí y por lo mismo tú decides, quieres quedarte esperando quizás algún día ser capitán o prefieres huir y no ser marinero.
- ¿Y cuándo seré capitán?
- Cuando yo logre olvidarlo y todo lo vivido y lo no vivido sólo sea un recuerdo, un bello recuerdo. O cuando mis uñas dejen de crecer con tristeza añorando la piel de su espalda. Y mi lengua ya no tiemble al pronunciar una Z; o pueda entrar a cocinar para otra persona que no sea él; o no me apresure para llegar a casa antes de las 9:20 y me sienta a esperar a quien nunca llegará.
- ¿Y si mientras espero, él vuelve?
- Eso no pasara, porque él también tiene su capitán y yo sólo fui un marinero de corta estadía en su puerto.
- ¿Algún día lo olvidaras?
- No lo se.
- No sabes nada.
- No, sólo se que la primera vez y la última que pensé en amor fue con él.
- Y donde manda capitán no manda marinero.
- Eso es todo lo que se.
- Me quedo, esperando, si alguna vez logras amarme como lo amas a él todo valdrá.
- ¿Y si nunca logro amarte?
- Por lo menos lo intente y estuve contigo, ¿acaso tú no hiciste lo mismo?
- Sí.
- ¿Y, fue significativo para ti?
- Sí, porque pude estar y sentir a quien amaba. Además, fue una historia intensa con un desenlace inesperado, pero siempre es mejor vivir que no hacerlo. Uno nunca sabe lo que pasará, por eso hay que jugar el juego, el desenlace de una historia siempre es incierto y en cualquier momento puede cambiar.
- Pareciera que lo siguieras esperando.
- Quizás sí, quizás no.
- Aún así me quedo.
- Si te quedas es sin arrepentimiento.
- Ok.

lunes, 8 de marzo de 2010

Extrañas Imágenes 2


Nuevamente aparecen esas imágenes extrañas y un lugar absolutamente desconocido. Una casa que no es la mía, aunque ahora cambian las dimensiones, los rostros y el bello paisaje que veo al final por esa amplia ventana. Pero lo más importante es que no estás tú, ni pienso en que te aparecerás, en esa historia no tienes lugar.

Ahora no estoy dentro de esa casa, aparezco mirándola desde fuera. Una vez dentro sus dormitorios no me parecen extraños, es un lugar conocido que a cada paso reconozco como propio, dentro de ese orden generalizado hay un espacio para mi desorden. Mi consciente me dice que nunca he estado ahí, la seguridad con que camino me dice que me pertenece.

Ese lugar es demasiado agradable, se donde tengo que ir para disfrutar de esa vista maravillosa. Nuevamente no hay un sol luminoso pero soy feliz, no necesito esa falsa luminosidad para sonreír, la vista inmensa me vuelve a sorprender junto con su sonido. Escucho voces y se de quienes son, los reconozco y los abrazos, ellos sonríen. Recuerdo quien soy y porque estoy ahí. Me siento mientras te espero, sólo por ti podría esperar en esa temerosa quietud, alguien que con los años me calma y me da tal seguridad, que ni un mar a mis pies podría hacerme flaquear, miro tu foto y sonrío, sé que eres tú.
 

sábado, 6 de febrero de 2010

Uno


Un mal dormir ruidoso y ansioso. Los sueños se vienen uno trás otro, imágenes que no puedo descifrar ni asociar a un pasado y, espero que tampoco sean parte de un futuro. Con demasiadas interrogantes despierto y espero las horas de un término que deseo que se transforme en un inicio.
Los temores se apoderan de mí, mientras espero traspasar las puertas que nunca veo y se transforman en escaleras que me llevan a imágenes de sueños pasados. La distancia me parece la misma que la desde hace unos días. Las dudas de alguien más me calma, las preguntas a otros me guían. La puerta a  unos pasos acrecienta mis nervios.
El abrazo y gritos de felicidad de quien va a mi lado era la imagen que tenía guardada para mí, ahora es de otra persona. Traspaso ese túnel de rostros ansiosos y desconocidos y sigo perdida, camino hacia otro extremo porque la salida que yo elegí no fue la de tu elección. No encuentro calma entre esos desconocidos hasta que entre tanta ansiedad te veo. No me puedo acercar, sólo te observo desde el lugar en que me inmovilice, te hablo con la mirada y por fin nos encontramos para perdernos por esa ciudad.

domingo, 10 de enero de 2010

Extrañas Imágenes


Un cúmulo de sensaciones extrañas, dueña de un espacio en el cual el sentir y estar no lo conocían. Una vida que no era la mía, pero absolutamente segura y feliz de ella. Una casa grande, luminosa y con claros indicios dispersos de un hogar de más de uno.

Miro por la ventana de lo que es mi dormitorio y aprecio y disfruto de un día nublado. Si un día así me hace sonreír y no entristecerme es porque soy feliz. Recuerdo que esa vida no es la que llevo pero quiero adentrarme en ella, descubrir qué me ofrece y cómo llegue a ella. Aprovecho lo inexplicable de mi inconsciente para verlo y sobretodo experimentarlo desde esas imágenes extrañas.

Ese espacio me da la seguridad que anhelo, no quiero traspasar ninguna puerta, pero se que debo hacerlo, con temor lo hago, desde lo extraño del interior paso a un exterior conocido que forma parte de mi pasado real e irreal. Las imágenes me invaden, pero la de ese momento es distinta; no es de noche, ni veo luces encendidas ni árboles desde la distancia. No quiero dar más pasos para avanzar ni mirar lo que por años vi. Para entender donde estoy debo avanzar y al hacerlo veo, tras un caminar conocido, mi pasado temido.

Una reja nuevamente nos separa, pero ahora las condiciones son otras. Al saludarnos, él con una confianza y yo absolutamente disminuida, veo sus ojos los cuales evito para no dar crédito a la historia que me cuenta y, así eludir el engaño de las palabras y no ceder a lo que me pide. No logro hacerlo en su totalidad, pero sí en lo esencial.

Se aleja mientras yo sigo avanzando y buscando los otros habitantes de ese espacio interior. Descubro un nuevo engaño, su justificación es sincera, en otra oportunidad sentiría odio, pero esta vez no es así. Creo no entenderlo, mientras pienso en la excusa perfecta para volver a mi pasado, quizás por eso no hay odio o porque en el engaño está mi habitualidad. Siento que nada se ha alterado, pese a lo disfuncional de la situación, las extrañas imágenes se han transformado en extraños sentimientos, en donde la obviedad no es tal y el pasado tormentoso se cruza con un atractivo futuro. Despierto sobresaltada.