El entorno era encantador, pero sólo en el lado en que estaba ella. En el lado de ellos era de una sequía desoladora. Sólo miraban la extraña locura y la libertad en soledad con que actuaba, los tres desde lejos, ninguno se acercó a ella.
Las miradas, eso sí, eran diferentes. El primero miró de soslayo, desinteresadamente y con cierta apatía, se fue inmediatamente. El segundo miraba con morbosidad y pensando como aprovechar la situación para beneficio propio. El tercero, fue el único que pensó en acercarse, pero tenía miedo, nunca la había visto actuar de esa manera, miraba con tristeza buscando quizás su propia responsabilidad y sin saber como ayudarle.
¿Cuántas veces nos hemos encontrado en el camino con estos tres tipos de hombres? A los que no les interesamos pero insistimos con ellos, los que sólo se aprovechan de nosotras y, por último, los que nos quieren pero se ven superados por nuestra forma de ser. Durante años giré por estos tres tipos de hombres, más de los dos primeros que del tercero. Me decían que tenía que afinar el ojo, toda la razón, hoy observo sus miradas y analizo sus actos y palabras más allá den entorno encantador que pueda existir y, así descarto de principio, hasta hoy ninguno ha superado esas pruebas.
pido una segunda oportunidad
ResponderEliminarjajaja
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